Dos trágicos incidentes en motocicleta han sumido en el luto a la comunidad de Chenche Asoleados, una vereda ubicada en Purificación. En primer lugar
Dos trágicos incidentes en motocicleta han sumido en el luto a la comunidad de Chenche Asoleados, una vereda ubicada en Purificación. En primer lugar, la prematura partida de Edilberto Santos Rodríguez, un joven de tan solo 18 años, que tuvo lugar el pasado 26 de agosto. Según versiones de los residentes, Edilberto habría estado realizando maniobras arriesgadas en su motocicleta en horas de la noche, perdiendo el equilibrio y sufriendo una caída fatal. Lamentablemente, este incidente también afectó a algunas personas cercanas a él, y debido a la falta de uso de casco, Edilberto sufrió un impacto en la cabeza.
El joven fue rápidamente trasladado a un centro médico en Purificación, pero debido a la gravedad de sus heridas, necesitó ser remitido a la Clínica Asotrauma en Ibagué, donde, lamentablemente, perdió la vida la mañana del sábado. Vecinos de la localidad comentaron que Edilberto era un residente del pueblo y que el accidente ocurrió mientras realizaba maniobras temerarias en su motocicleta.
La tragedia no terminó aquí para Chenche Asoleados. El martes 29 de agosto, Víctor Alfonso Ortiz Ñustes, conocido como amigo cercano de Edilberto, comenzó a sufrir el peso de las malas noticias y el remordimiento por la muerte de su compañero. Según relató Carlos Alberto Aroca, un familiar de Víctor, este último comenzó a beber y repetía que la muerte de su amigo se debía a su incumplimiento de una cita que tenían pactada. Ambos habían planeado salir a pescar el sábado, pero Víctor optó por consumir alcohol y no cumplió con el compromiso.
Con un profundo remordimiento, Víctor se dirigió a la casa de la familia de Edilberto el martes, pero al no recibir una respuesta, descargó su frustración golpeando un vehículo estacionado antes de subirse a su motocicleta. Trágicamente, en su camino chocó contra un poste debido a la alta velocidad y las condiciones del terreno. Como resultado de este impacto, Víctor fue llevado de urgencia al hospital de Purificación, pero al igual que su amigo, requería cuidados intensivos, por lo que fue trasladado a Ibagué, donde lamentablemente falleció al día siguiente.
Carlos Aroca recuerda que la vida de Víctor había sido difícil, habiendo sobrevivido previamente a un ataque de la guerrilla que le dejó graves heridas faciales durante su servicio en el Ejército, lo que le otorgó una pensión. A pesar de ello, Víctor continuó trabajando en labores agrícolas y había recibido una indemnización reciente en Arauca. Su historia y sus consejos a los jóvenes de la comunidad dejaron una impresión perdurable en la comunidad de Chenche Asoleados.

