Andrés Hurtado, alcalde de Ibagué Para los Juegos Nacionales de 2015, la licitación de remodelación de la Unidad Deportiva de la calle 42 tuvo un
Andrés Hurtado, alcalde de Ibagué
Para los Juegos Nacionales de 2015, la licitación de remodelación de la Unidad Deportiva de la calle 42 tuvo un valor de $ 37.300 millones, de los cuales, $ 3.000 millones fueron utilizados en las “obras” de las piscinas. Además de lo que ya todos conocemos, aquella administración terminó asignando prorrogas al contrato hasta mediados de 2016, obras que los contratistas no construyeron, dado que no se les adicionó recursos, ni otorgó un plazo adicional para entregarlas. En ese primer momento, sólo el 24 % de lo que se ejecutó pudo mantenerse en pie, lo demás debió ser demolido.
Luego, en la administración de Guillermo Alfonso Jaramillo, se contrataron de nuevo las obras para la construcción del Complejo Deportivo de la calle 42, donde también se frustró la ejecución del proyecto y se siniestró la obra.
Los estudios y diseños contratados en esa administración no incluyeron las piscinas olímpicas. Debido a que fueron utilizadas en los Juegos Nacionales, asumieron que cumplía con los requerimientos técnicos y se preservó tal y como fue concebida en el año 2015. Después de este gran desacierto, la ciudad presenció cómo las baldosas se desprendían y las paredes de la piscina se agrietaban.
En ese contexto, el contratista de aquel entonces intervino el vaso de las piscinas olímpicas, sin que estuviera incluido en el contrato, y como si fuera poco, posteriormente lo entregó sin enchape y con inundaciones por afloramiento de aguas externas. En ese orden de ideas, el contrato que se hizo en nuestra administración sí debió incluir la intervención del vaso, cosa que representó un encarecimiento. Pero no importa, de todas formas, respondimos.
Por otro lado, los parámetros del diseño hacían que disciplinas como el nado sincronizado o natación artística, quedaran condenadas a desaparecer o limitarse a categorías menores. La profundidad de las piscinas, entre otras cosas, le negaba a Ibagué la posibilidad de albergar competencias internacionales.
Ahora, siete meses después a la adjudicación del contrato, el alcalde Jaramillo amenazaba con declarar el incumplimiento parcial; nadie entendía por qué, pese a tener recursos y nuevos diseños, la ejecución de la obra no superaba el 6 %. Al final el contrato se liquidó unilateralmente, las obras sólo avanzaron en un 29 % y no se dejó recursos para retomarlas.
En síntesis, los ciudadanos terminaron frustrados una vez más, porque las obras no fueron construidas y la confianza en las instituciones se terminó de perder.
Cuando llegamos al Gobierno, debido a los desaciertos mencionados, ninguna aseguradora quería expedir póliza de cumplimiento, por eso la licitación que buscaba recuperar las piscinas olímpicas quedó desierta en más de una ocasión. Aún así, logramos solucionar ese problema e iniciar obras en agosto del año pasado; encontramos los recursos y retomamos el proyecto, incluyendo el del Coliseo Menor junto a la Gobernación del Tolima.
Ahora, ahí no termina el coletazo de la negligencia. Teniendo en cuenta que la administración anterior alcanzó a ejecutar el 90 % de los cimientos para graderías y acceso a deportistas, fue necesario verificar que estos cumplieran con los parámetros de resistencia. Las pruebas que se practicaron, concluyeron que los pilotes que levantó el contratista designado por la alcaldía de Guillermo Alfonso Jaramillo, la empresa Hidrapav Ingenieros S.A.S, no eran resistentes, haciendo de la estructura un lugar inseguro. Por eso fue necesario demoler las cabezas de los pilotes en aproximadamente 2,50 metros, y prolongar los aceros, ya que en el proceso de 2019 se dejaron muy cortos.
En ese orden de ideas, en honor a la verdad y aunque pocos lo digan, es importante mencionar que las piscinas de la calle 42 fueron siniestradas en una segunda oportunidad, impases que debimos afrontar y que a la fecha nos sigue imponiendo dificultades.
Pese a las inconsistencias en los diseños y los desaciertos técnicos de la administración anterior, que nos representan retrasos, seguimos trabajando de la mano con la interventoría, Contraloría, Veedurías ciudadanas y el contratista, para superar los inconvenientes y sacar adelante el proyecto, de la misma forma en que lo logramos con otros escenarios.
Nuestro propósito siempre ha sido convertir a Ibagué en un destino deportivo nacional e internacional, queremos que la ciudad prospere, y por eso, le hemos puesto todo el empeño a los escenarios, tal y como lo hicimos con el Coliseo de Combate, Complejo de Raquetas y Pista de BMX.
Pese a recibir unas obras en ruinas y desfinanciadas, hemos construido los proyectos, recuperando la confianza, credibilidad y esperanza de los ibaguereños. Estamos convencidos de que en el 2023 entregaremos este escenario a los niños, niñas y jóvenes que practican estas disciplinas, para que florezcan, una vez más, las glorias locales de este deporte acuático.